diumenge, 29 de març del 2020

Voy recogiendo esos pedazos de mi, que se han hecho añicos, mientras bajo tu mirada atenta, me dices que ya no más. Debo marcharme, para romper ese espiral que tanto daño nos hace, que la pena no nuble la realidad que cuando no se está bien, no queda más opción, que aún con el alma rota hay que saber que hay que andar. Y se me cruzan tantos momentos en la mente, tantos sueños que quedaron en el aire, esas promesas que no nos dejaríamos nunca, se convirtieron en lastre, donde mi corazón volvía una y otra vez a buscar explicación a todo, y de dónde nunca volvía entero. Que pasa cuando te vas sin querer irte? Donde van a parar esos pensamientos que te dedico, quien recoge ahora esas noches tan nuestras? Duele, duele respirar, el aire, el alma, y todo tiene ese sabor indiferente, ya no me emociona la música, ni me emociona ese mensaje que llega sabiendo que tú ya no me puedes escribir, como si impedir que lo hicieras solucionara algo, pero sabes, ahora uso ese chat de blog d notas, donde te lo voy contando todo, sin tu saberlo, pero alivia, ya no te molesto cuando en las noches ese impulso me lleva a chillar tú nombre, ese grito ahogado, que solo se escucha fuerte dentro de quien lo padece, invisible es el dolor al mundo, invisible son las heridas que nos marcan en lo más profundo, nadie escucha ese grito desesperado nadie acude en tu ayuda, porque nadie sabe que te estas ahogando, nadie entiende ni sabe de tu soledad porque aparentemente todo lo vistes de normalidad...

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