dilluns, 4 de febrer del 2019






Te vas, y contigo se apaga esa estela de ternura que rodea tu mirada, te vas, y siento tanta pena, que se me encoge el alma de sentir que a veces la vida pueda ser así. Se va, una de las mujeres más valientes que he conocido, esa fuerza, ese tesón, que te han llevado a superar una dificultad tras otra, porque la vida, nunca te lo ha puesto fácil, pero tampoco has perdido la sonrisa, regalándonos una vez tras otra, una lección de coraje. Has lidiado mil y una batallas por tus hijos, pero también por tus sobrinos, por tus nietos y por tus hermanas que te adoran, has sido el nexo de unión, la pieza que daba fuerza al engranaje, que lo hacía funcionar, y ahora, perdidos, toca tirar para adelante, con tu recuerdo, pero también con tus actos, como tu tiraste de todos, aquel día fatídico en que el Tito se iba al cielo. Dicen que nuestro carácter lo moldea las personas que nos quieren, que cogemos de nuestro entorno los valores, que tomamos ejemplo de aquellos que nos rodean, y de ti, he aprendido tanto, te he admirado tanto que hoy me duele el alma por romper a llorar y no saber levantarme con la fuerza que lo hacías tú, porque no te rendías, porque te oí decir mil veces, no hay más cojones que tirar para adelante, cuando nos quejábamos de algo delante de ti. Recuerdo que siempre había un plato para mí en tu mesa, por eso tu casa siempre la sentí mía. Nos dejas esa esencia, de las grandes personas, porque el dolor que hoy nos envuelve es una prueba del gran amor que te teníamos, porque aunque hace días que sabemos que tarde o temprano teníamos que despedirnos, cuando llega el momento, nunca estás preparado para ello. Descansa que te lo mereces, que la vida, nunca te ha dado tregua. Algún día, nos volveremos a ver, te quiero.