dimecres, 1 d’abril del 2020


Me siento tan triste que se me caen las lágrimas con solo respirar, sentada en el suelo, noto el frío como penetra lentamente adueñándose de mi piel, provocándome un escalofrío que me recorre entera. No tengo fuerzas para levantarme, estoy apática a todo, y aunque estoy dedicando un esfuerzo considerable a parecer normal, al final me he dejado vencer. Siento de repente ese golpe que te tira al suelo, que caes sin esperarlo golpeándote violentamente contra el asfalto, la boca se me llena de tierra, ya no me queda ni la rabia para levantarme, no me queda nada. Muerdo el polvo, e inmóvil me quedo unos segundos que se me hacen años, se que no debo estar ahí pero no logro levantarme, se ha partido la vida, y me he quedado en tierra de nadie. Abandono mi alma a la suerte, y que los demonios se la lleven rápido, cuando estas tan roto, todo te da igual, la vida tiene ese tono tan oscuro que asusta y parece que seas el único ser vivo en la faz de la tierra, la soledad se clava en el alma, y te la va partiendo por la mitad sin ningún miramiento. Ahí debe ser donde quedan las almas vagantes de aquellos que se fueron sin que nadie se diera cuenta de lo lejos que estaban antes que pudieran alcanzarlos, debe ser ahí, donde la tristeza se hace eterna, donde el tiempo, se perpetua en una especie de penumbra, ven, que me da miedo todo esto, por favor, corre dame la mano...

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